Este artículo de Pedro Jiménez está tomado de la página web del «Movimiento Laudato SI’»
Si deseas ver los enlaces, experiencias, iniciativas y vídeos que proponen,
os invitamos a entrar en el artículo original
Como buenos cristianos y ciudadanos del mundo queremos cuidar el regalo recibido de Dios, queremos gestionar bien la herencia que quedará a nuestros descendientes. Os proponemos, a nivel personal pero también a nivel familiar y comunitario, diversas ideas que nos ayuden a concretar en acciones semanales nuestras buenas intenciones. Siempre inspirados en la Palabra de Dios y en la encíclica Laudato Si’ de nuestro Papa Francisco.
Por supuesto, podéis idear nuevas acciones o desarrollar nuevas variantes de lo que aquí se propone. ¡El Espíritu Santo nos da su creatividad para el bien común! Por cierto, no estaría mal comenzar cada semana con una pequeña invocación a Dios para que cumplamos con alegría y den buen fruto estas acciones.
1. Comenzar acercándonos a la encíclica Laudato Si’
2. Participar o crear un Círculo Laudato Si’
Si ya has encontrado hermanos y hermanas que comparten nuestra sensibilidad y la llamada a la conversión ecológica, activaos, organizad un Círculo y convocad a él a muchos más miembros de vuestra comunidad.
3. Fórmate a fondo haciéndote Animador Laudato Si’
Si ya estás participando del Movimiento Laudato Si’ y quieres ser un líder, un siervo útil al Reino de Dios desde estos temas, pon en juego tus capacidades formándote y ofreciendo formación a muchos otros de tu entorno.
4. Comprar en tu mercado cercano alimentos frescos
Comienza tu conversión cada día, en cada compra de alimentos, en cada comida que hagas. Si los compras frescos, de temporada, comerás más sano y evitarás aditivos y almacenaje en grandes frigoríficos. Si compras alimentos locales, evitarás los transportes costosos y contaminantes, los embalajes, y además darás empleo a tus paisanos.
5. Ahorrar papel usándolo por ambas caras.
Cuida los bosques, no lo malgastes, recicla todo el papel que puedas e imprime sólo lo que sea necesario.
6. Organizar una campaña de limpieza y cuidado de espacios verdes públicos.
Por una ciudad más acogedora puedes hacer actividades con el resto del vecindario en vuestras calles, parques, solares abandonados u orillas del río… Podéis pedir a la Administración más parques y zonas peatonales sin coches en tu localidad. Probad a crear y cuidar un jardín comunitario Laudato Si’.
7. Asistir a la Oración Mensual Global Laudato Si’.
Nuestro activismo no debe dejar de lado el compartir la fe y la vida interior. Participa cada mes con personas de muchos otros países y culturas que rezan juntas a Dios por su Creación.
8. Limpiar la casa, el colegio o la parroquia con productos ecológicos y biodegradables.
Cuidamos la atmósfera y nuestra salud evitando compuestos químicos que degradan el ozono, contaminan el aire y producen daños a nuestro aparato respiratorio.
9. Conservar las selvas tropicales
Conocer, escuchar y apoyar a los que viven en ellas, especialmente a los pueblos indígenas. Evitar su deforestación (no consumir los productos que la originan), ciber-actuar con los grupos que la defienden, colaborar también con las organizaciones eclesiales que viven y actúan allí.
10. Comprar sólo la ropa que necesitas
Intenta saber también su origen, para evitar tanto trabajo infantil en países lejanos, tanta contaminación en los tintes y tantos desechos. También puedes regalar ropa artesanal o hecha por ti, aprender a coser y a arreglar la propia ropa y no desecharla enseguida, comprar ropa en tiendas solidarias y de segunda mano. Evita si puedes las ropas hechas con pieles de animales.
11. Compartir el vehículo
Cuidar tu movilidad, para que nuestros desplazamientos no dañen la atmósfera (el CO2 está en una concentración de 417ppm y debería estar en 350ppm). Intenta con tus colegas y compañeros crear turnos y modos de transporte que disminuyan el uso de vehículos con un solo viajero.
12. Prueba a ducharte en el tiempo que dure tu canción favorita
Ser creativos para que el ahorro de agua no sea fastidioso sino un juego solidario. Invita a tus amigos o a tus niños a participar en desafíos de este estilo.
13. Ahorrar electricidad en casa
Teniendo cuidado en los hábitos de consumo pero también intentando apostar más fuerte, generándola en tu tejado o terreno y contratandola sólo con empresas de energías renovables.
14. Cultivar un árbol
En tu balcón, en el colegio o parroquia. Conocer su ciclo vital. Y después plantarlo con los niños y niñas: organizar el Dia del Árbol y seguir durante todo el año visitando la plantación, regando y conservándola, dándole amor a cada planta. Aprender así los cuidados regulares y a largo plazo.
15. Usar más el transporte público
Exigir políticas públicas para que el transporte sea sostenible y gratuito, y atienda bien a las periferias de la ciudad. Puedes escribir una carta a la prensa también o suscitar un debate entre los vecinos.
16. Ahorrar agua en la cisterna del wc
Usando el botón pequeño de la doble descarga o reduciendo con objetos macizos el volumen de la cisterna. También se puede recoger y aprovechar allí el agua fría inicial de la ducha.
17. Valorar a los buenos funcionarios y servidores públicos
Animarles, reconocer su buena labor, su vocación de servicio al bien común. Escribir en la prensa un agradecimiento a quien vemos que trabajan cada día honradamente en su puesto para cuidar lo que es de todos. Celebrar en la parroquia alguna Eucaristía con ellos, crear un premio local que los estimule.
18. Todas las noches desenchufar los aparatos eléctricos que no use
Ahorrar energía eléctrica de este modo y también usando racionalmente todos los aparatos tecnológicos que tenemos (también los que se recargan o usan baterías, casi siempre muy contaminantes).
19. Consumir más productos de agricultura y ganadería ecológica certificada
Aprender a distinguir los sellos que los defienden, conocer las variedades de productos locales, comparar los sabores y cualidades. Conocer a algunos productores de tu región y dialogar también sobre la conservación de las semillas tradicionales. Puedes igualmente cultivar algunos alimentos en un huerto urbano o en el propio balcón o terreno.
20. Conocer la arquitectura bioclimática
Para que los edificios desde su diseño y construcción no derrochen materiales ni energía y sean sanos para quien los habita. Proponer a los responsables que los nuevos edificios públicos y eclesiales sean bioclimáticos (o que al menos ahorren energía).
21. Firma una petición para cuidar la creación
“Planeta sano, gente sana” es una ocasión para unirnos on line a peticiones generales sobre temas concretos, sabedores del poder de la opinión pública sobre quienes toman decisiones que afectan al medio ambiente y sus habitantes. Podemos también crear nuestras pequeñas campañas locales.
22. Orar y comprometernos por la paz mundial
Pedimos juntos al Señor que nos haga artesanos de paz y que se reduzcan los gastos militares, para que se puedan dedicar esas fuerzas y fondos a la restauración de los
ecosistemas dañados y a generar vida digna entre los más pobres.
23. Dialogar sobre nuestras costumbres alimenticias
Esta semana dialoga con la familia, en varias comidas y cenas, sobre nuestra alimentación, nuestros hábitos, vicios, y cambios a realizar…. También organizar un debate con nuestras amistades y en la parroquia. Probar de momento a sustituir regularmente algunos platos de carne por otros de legumbre.
24. Disminuir nuestros residuos plásticos
Evitar en la compra embalajes excesivos, bolsas de plástico y de un solo uso; llevar tu carrito o bolso a la compra; evitar siempre los plásticos que no se reciclan y acaban en el mar; no dar a los niños muchos juguetes plásticos.
25. Estar atentos al calendario
Los cristianos tenemos nuestras fiestas litúrgicas pero además podemos unirnos y difundir los eventos globales que son favorables a la Creación, como el Día de la Tierra (22 de abril), el Día del Medio Ambiente (5 de junio), la Hora del Planeta, etc…. Uniéndonos a muchas otras personas de otras creencias en una lucha común por salvar nuestro planeta. Señala en tu calendario estas fechas importantes y organiza algún gesto ese día en tu parroquia o colegio.
26. Pedalear por el clima
Poner a punto tu bicicleta y usarla por la ciudad. En la familia, dialoguen este asunto y escriban juntos al alcalde sobre los carriles de bici necesarios. En el tráfico ser respetuosos con los ciclistas y con las normas de circulación, para evitar accidentes.
27. Cuidar a los habitantes del medio rural
Para evitar la despoblación de los pueblos pequeños pensar en el colegio y en Cáritas de la parroquia cómo facilitar a los jóvenes e inmigrantes su asentamiento fuera de las ciudades. Pedir a las autoridades que aseguren buenas carreteras y comunicaciones en las aldeas y zonas de montaña.
28. Evitar las botellas de agua de plástico.
Consumir agua de grifo, asegurándonos que su abastecimiento es potable en todas las casas de la ciudad, y llevarla en la propia botella metálica. El agua pública normalmente es buena y barata (y si no hay que reivindicarla) y con este buen hábito evitamos los plásticos de un solo uso.
29. Pasear por la naturaleza
Goza y contempla lo creado, lo vivo, lo que es gratis. Puedes conocer estos días un Espacio Natural de tu territorio, ver cómo cambia a lo largo del año, y pensar cómo podemos ayudar a conservarlo.
30. Acercarte a la Biblia
Y descubrir al Dios Creador, al Dios que nos cuida y sostiene, al Dios de la vida. Intenta ver cuántas veces se cita lo natural en la Escritura, lo agrícola, los animales y plantas, los astros. Recuerda en catequesis o en momentos orantes, las citas que hacía Jesucristo de la vida rural (pastoreo, cizaña, pájaros y lirios…). Busca y conoce los salmos que hablan de la Creación. También los santos y santas escribieron mucho, recuerda con los niños el Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís.
31. Valorar el agua limpia
No desperdiciarla en casa: cerrar el grifo mientras no la uso (por ejemplo, al lavarse los dientes, al enjabonar, al cocinar), instalar dispositivos reductores de caudal y mantener las cañerías sin fugas. Prepara una excursión de grupo a los manantiales que abastecen tu localidad, conoce el Ciclo Integral del Agua.
32. Comer buen pescado
Buscar en tu mercado los comerciantes que venden pescado sostenible y certificado, mejor si no es de pesca de arrastre; pregúntales por el origen de lo que venden (la trazabilidad de las pesquerías). Ir a la costa y conocer a los pescadores artesanales y sus artes de pesca, ayudarles a mantener limpio el mar: organizar un paseo a la playa, al faro o al puerto y dejarlo más limpio de lo que lo encontremos.
33. Comprar electrodomésticos eficientes y duraderos
Usar en ellos los programas eco de bajo consumo y utilizarlos sólo cuando estén llenos. Se ahorra más agua usando bien el lavavajillas que lavando a mano. La obsolescencia programada es una treta de malos comerciantes para que los tengamos que cambiar cada poco tiempo, elijamos bien a la hora de comprarlos.
34. Tele trabajar más
Si tu empleo lo permite, pedir en tu empresa la posibilidad de tele-trabajar desde tu casa algunos días a la semana, para evitar desplazamientos contaminantes y conciliar mejor tus horarios con las necesidades familiares.
35. Usar bombillas de bajo consumo
Cada mes, cambiar a Led las luces de una habitación de casa. Después puedes ayudar a los vecinos con eso y proponerlo en la parroquia.
36. Colaborar con otros en red fraterna
Conocer, debatir y participar de las inquietudes comunes por la Ecología Integral con otras personas quizás más alejadas de tus ambientes eclesiales (de ONG, grupos ecologistas y de consumo, promotores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, etc…).
37. Promover parroquias sostenibles
Interesarnos por la energía geotérmica para nuestros edificios eclesiales y conocer las nuevas tecnologías solares para los tejados de colegios, parroquias y viviendas. Las diócesis y congregaciones religiosas disponen de muchos metros cuadrados de tejados al sol y podrían autoabastecerse de mucha de su energía eléctrica, seguramente.
38. Vivir más al aire libre
Crear alternativas de ocio sano para jóvenes y mayores, al aire libre; crear iniciativas para la convivencia en las ciudades.
39. Reciclar mejor
Separar y reciclar mejor los desperdicios, enseñar a los vecinos a hacerlo, cuidar juntos los contenedores de tu calle, solicitarlos si no los hay, pedir rigor a las autoridades con el vertido final. También en zonas rurales se puede aprender a compostar los residuos orgánicos y usarlos en las tierras comunes más degradadas (en la ciudad se puede hacer a nivel vecinal, compostaje comunitario y repartir después la tierra para las macetas de cada casa).
40. Caminar
Para cuidar la atmósfera y la salud ir caminando a los sitios no lejanos, dejar el coche para lo imprescindible. Usar en los edificios más la escalera y menos el ascensor.
41. No pecar desperdiciando comida
Evitar el desperdicio de alimentos con buenas costumbres y compras inteligentes. En la mesa, servirme sólo lo que voy a comer y comer todo lo que me sirvan; buscar redes de solidaridad y aplicaciones de telefonía que ayuden a compartir lo sobrante de cada día; aprender a aprovechar las sobras con platos creativos; en cualquier caso, no comprar más de lo necesario y aprovechar mejor la despensa.
42. Innovar moda de vestir sostenible
Crear artesanalmente nuestra ropa, pidiendo a los mayores que nos enseñen a hacer punto u otras técnicas. Iniciar con tus amistades un grupo de intercambio de ropa usada. Favorecer los mercadillos parroquiales de ropa, muebles y cosas de casa. En épocas de frío no poner fuerte la calefacción si puedo llevar ropa de abrigo.
43, Eliminar barreras arquitectónicas
Pensar en las dificultades de las personas dependientes, se aprende fácilmente paseando cada semana con alguna de ellas. Invitarlas a los Círculos Laudato Si’, participando desde sus propias capacidades y experiencias vitales.
44. Mejorar la educación al consumo crítico
También en las parroquias, aprender a ser consumidores conscientes y solidarios, enseñar a nuestros hermanos que nuestras decisiones diarias de compra importan mucho al planeta.
45. Vivir en la luz
Para nosotros la luz es Cristo, claro. Pero en lo material también debemos procurarnos buena luz: cuidar los ritmos diarios e intentar trabajar en las horas de luz natural y descansar en las otras. Escribir a tu administración local y mejorar el alumbrado público para que sea eficiente y sostenible. Preservar zonas naturales sin contaminación lumínica que nos permitan disfrutar de las estrellas y la luna.
46. Disfrutar sin volar
Pensar cómo desplazarnos en vacaciones con los amigos de modo más sostenible (ir juntos en tren en vez del avión o crucero, que contaminan mucho). Viajar despacio, descubrir lo cercano y lo sabio de nuestra gente.
47. Hacer educación ambiental desde el Evangelio
En catequesis, mover a la compasión por todos los seres vivos y a compartir los bienes de la Creación, vivir en alabanza por lo creado, cuidar la biodiversidad, los árboles, los insectos y aves (ponerles cajas-nido).
48. Promover la vivienda digna
Proteger las familias y dar a cada familia un primer hogar digno, y sensibilizar después al cuidado de la Casa Común que es el hogar de todos.
49. Reducir mi “huella hídrica”
Comer menos carne, ya que se gasta mucha agua para producirla. Regar tus plantas con agua ya usada o de lluvia recogida antes. Comprometernos con grupos de cooperación internacional para que todos tengan agua potable y buen saneamiento.
50. Participar como ciudadanos conscientes
Interesarse más en la política ambiental local, proponer cambios y promover iniciativas creativas, dar voz a los jóvenes, a los dependientes, recuperar la sabiduría de los mayores en la gestión de lo doméstico.
51. Vivir a fondo Laudato Si’
Participar y disfrutar cada año del Tiempo de la Creación y promover en estos años la Plataforma de Acción Laudato Si’.
52. Celebrar la Eucaristía con gozo
Cristo vive y quiere que todos vivan plenamente ¿hay algo más ecológico y amoroso?